El Lado Oscuro del Amor
A. Falero
N. Escritora: Esta historia nace de un desamor, de un corazón roto que necesitaba plasmar el dolor en palabras para dejar de sufrir, y merece ser leída como cualquier historia de amor.
N. Escritora2: Se divide en días, y da saltos temporales.
Capítulo Uno
Día 1:
Normalmente
no sabemos que estamos enamorados, no lo pensamos, ni nos damos cuenta, suele
ser alguien quien viene y nos dice: “A ti te gusta él” o “No puedes esconder lo
mucho que te gusta ella”; y nos quedamos con cara de tontos, mirando al genio
que se ha dado cuenta como si le hubiera salido una segunda cabeza y luego todo
cobra sentido.
Así fue
como empezó todo, de repente, sin yo esperarlo ni quererlo, tomando algo con
una amiga, se inclinó sobre la mesa, con gesto taimado y dijo las palabras:
-Tú te
mueres por John, ¿verdad? – No necesitaba un espejo para saber que tenía cara
de estúpida. – ¡Si es que no sabes disimular!
Su risa
llenó la terraza y varias parejas se giraron a mirarnos, podía sentir mi cara
ardiendo y aparté la mirada.
-¡Córtate
un poco, joder! Eso no es cierto… - Pero yo ya lo sabía: Estaba enamorada de mi
mejor amigo, de John.
-¡Pero
si mira como te sonrojas! – Me pellizcó la mejilla, como las abuelas suelen
hacer. – ¡Qué ricura!
-Me
sonrojo porque me das vergüenza ajena. – Siseé, me siento mal diciendo algo
así, después de todo, Meredith y yo hemos sido amigas durante mucho tiempo y no
es alguien de quien me avergüence. – A mi no me gusta nadie, nunca me he
enamorado ni creo en el amor.
-Por eso
no te has dado cuenta hasta que te lo he dicho. – Dio un trago a su cerveza, la
gente quizás pensase que estaba borracha, con suerte. Con mucha suerte. – Pero
no pasa nada, seguro que él también está loquito contigo, si se la pasan
hablando a todas horas.
Seguí su
mirada, estaba mirando mi teléfono móvil, que estaba sobre la mesa, y lo metí
en el bolso, un cosquilleo recorriéndome los dedos al cogerlo, la verdad es que
quiero comprobar si tengo algún mensaje de él. Se me aceleró el corazón. Joder,
mierda, joder, mierda…
Estoy
enamorada de John.
Día 2:
He
soñado infinidad de veces con él, es la última persona con la que hablo por las
noches y la primera por la mañana, es normal que sueñe con él, con sus ojos
verdes y su pelo castaño, su piel pálida y sus sonrisas. Tampoco es que
recuerde los sueños, pero sé que quien los puebla es él.
No es
muy cariñoso o expresivo, no es de dar abrazos, ni besos, a veces ni un
estrechón de mano, pero cuando lo es… Hace que se me pare el corazón, que me quede
sin aliento, pero nunca podría haberlo achacado al amor. Ni de lejos. Sólo a una
profunda amistad. Y yo que esperaba que
con esto del amor hubiese mariposas en el estómago, risitas nerviosas y
sonrojos a cada segundo… Supongo que las películas americanas siempre han
vendido bastante mal el amor, o sus síntomas.
Así que
en cuanto me levanté esa mañana, sabía que había vuelto a soñar con él; estaba
feliz, mirando el techo con una sonrisa en la cara y las palabras de Meredith
resonando en mi cabeza: “Seguro que el también está loquito por ti.”; se me
aceleró el corazón y me estiré para coger el móvil de la mesa de noche.
Tenía un
nuevo mensaje, de John, para no variar:
John:
“Buenos días, sigues en la cama? Pero no te da vergüenza!?”
Le
contesté inmediatamente, sin perder un segundo, como siempre:
Alex:
“Para nada”
Alex: “Yo no entro hasta las doce y no pienso
moverme de la cama hasta las
once!”
No tardó
en responderme, seguro que estaba pegado al móvil:
John: “Eres una zorra.”
Y desde
ahí fue una conversación fluida, respondíamos casi al instante:
Alex: “Tu un cabrón, mira que mandarme un mensaje a
las seis…”
John: “A la hora a la que entro yo”
Alex: “Planeabas despertarme, verdad?”
Alex: “No puedes con la envidia”
Me mordí
el labio, me gustaría saber que opina él del amor, si le gusta alguien,
realmente nunca hablamos de eso.
Día 3:
Esta vez
me desperté yo más temprano, cogí el móvil, todavía no se habrá despertado, no
tengo ningún mensaje suyo. Suspiré y me puse a escribir:
Alex: “Despierta, despierta, despierta, despierta,
despierta, despierta, despierta!!”
Cuando
yo me levantaba temprano, o antes que él, siempre intentaba despertarlo, no por
nada, simplemente por el placer de hacerlo. Tardará un mínimo de dos horas en
responder. Luego dice de mí. Le mandé como mil mensajes con emoticonos y
palabras sueltas hasta que contestó:
John: “Tu y tus comentarios random no pueden dejarme
dormir?”
Alex: “Ni de coña, me aburro demasiado!”
John: “Pues haz ejercicio!!”
Sonreí,
se lo preguntaré, se lo diré, directamente, sin anestesia. Seguro que me
corresponde. Meredith no se equivoca con estas cosas. Tecleé las palabras:
“Oye, quiero decirte algo…”; pero me acobardé y las borré, puede esperar a más
adelante, cuando no estemos hablando de hacer ejercicio.
Día 4:
No he
tenido tiempo de sacar el tema, hablamos tanto y a la vez tan poco, nos decimos
tonterías, a veces no hablamos en horas, pero siempre estamos el uno pendiente
del otro, sin embargo nunca consigo llevar la conversación hacia donde yo
quiero. ‘Me gustas, ¿yo te gusto?’ No
es muy complicado, pero me aterra preguntárselo…
Y pese
al miedo, me siento tan confiada de que va a decirme que me ama como yo lo amo,
que puedo imaginarme nuestra relación completa tirados en la cama: cuando no
estemos juntos estaremos hablando como hasta ahora, por teléfono, nada de
romanticismo, pero cuando estemos juntos… cuando estemos juntos todo será
perfecto, nos miraremos a los ojos y sabremos que nos amamos mutuamente, que
nos respetamos y que haríamos cualquier cosa por el otro. Mirándonos a los ojos
sabríamos que estamos hechos el uno para el otro.
Casi
puedo imaginar cuando se lo cuente a mis padres, ellos seguro que apoyarán la
relación, sólo conocen el lado bueno de John y les gusta. No tienen que saberlo
todo tampoco, ni la marihuana, ni el alcohol, ni el tabaco, por mí está más que
bien que sólo vean al tipo que viene a casa de vez en cuando a ver alguna
película, o con quien salgo por ahí “a dar una vuelta”, mis padres pueden ser
muy ingenuos cuando quieren.
Me mordí
el labio, allí donde él morderá cuando estemos en mi cama, o su cama,
besándonos perezosamente, uno al lado del otro, sin movernos hasta que no haya
hambre o ganas de ir al baño. Si es que somos un par de vagos…
Día 5:
Por fin
pude empezar a guiar la conversación hacia donde me interesa, ligeramente por
lo menos, tuve que mentirle, vale, decirle que me gustaba otro chico, pero es
que al final me acobardé y no pude decirle tan directamente que me gustaba él,
así que le mentí y le dije que me gustaba un chico de mi clase y que estaba
loquita por él. Sin embargo así fue como me enteré que el tenía un amor
platónico por una chica de su residencia…
Clare. Clare.
Clare. ¿En serio? ¿Me está mintiendo como yo a él? No, él nunca lo haría porque
yo tampoco lo haría. Aunque lo acabo de hacer.
Alex: “Qué te gusta de
ella?”
John: “Pues muchas cosas,
pero tampoco es que esté enamorado de ella…”
John: “Es un amor
platónico”
Alex: “Pero dime algo,
no?”
John: “Que es divertida y
hacemos locuras juntos”
Supongo
que esa fue la primera vez que escuché esa vocecilla en mi cerebro, esa
pequeña, molesta voz que me decía todo lo que yo no quería oír: “¿Y qué esperabas? Están a mil kilómetros
por lo menos y tu no eres el centro de su universo, estúpida.” Ojala
también hubiera una voz que me dijera que no es verdad.
Alex: “Y qué más?”
Alex: “Tienes fotos?”
John:
“Claro” <Imagen>
Dios, es
hermosa… Pelo castaño y rizado y ojos verdes, tiene unos dientes perfectos y
una cintura estrecha, la camisa holgada no oculta un par de pechos respingones
y sus pantalones estrechos abrazan sus caderas de una forma que la hacen
parecer incluso más delgada, está mirando hacia John y John la mira a ella,
sonriente, con una bola de nieve en la mano y casi puedo ver el amor en sus
ojos. “Já.” Cerré los ojos. No
lloraré. No por esto. “Mira que buena
pareja hacen.” Me atraganté con un sollozo, todavía con los ojos cerrados.
“Mira, mira…” Abrí los ojos cuando
sonó el siguiente mensaje.
John:
“Es guapa, verdad? Aquí tienes otra, esta me gusta más.” <Imagen>
Me
temblaba la mano, pero la abrí: Clare estaba sentada en la cama individual, con
las piernas cruzadas, llevaba una camiseta larga que actuaba de vestido, tenía
un porro en la mano y estaba echando el humo, tenía una guitarra clásica al
lado, así se le podía ver mucho mejor la rasta que caía sobre su hombro,
adornada por tres o cuatro cosas. “Es
perfecta para él.”
Alex: “Muy guapa. Sí.”
No
quería seguir hablando de esto. No quería seguir hablando con él de su alma
gemela.
John: “Además, sabe donde conseguir la mejor maría
de la ciudad, es genial!!”
Alex: “Pues sí”
Ese fue
el primer golpe. La primera grieta.
Whaaaat!! Por un momento pensé que se le iba a declarar... vamos A.Falero no hagas que me muerda las uñas esperando por maaas:P
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