lunes, 2 de marzo de 2015

El Lado Oscuro del Amor - 1ª Parte

El Lado Oscuro del Amor


A. Falero


N. Escritora: Esta historia nace de un desamor, de un corazón roto que necesitaba plasmar el dolor en palabras para dejar de sufrir, y merece ser leída como cualquier historia de amor. 

N. Escritora2: Se divide en días, y da saltos temporales. 

Capítulo Uno
Día 1:

Normalmente no sabemos que estamos enamorados, no lo pensamos, ni nos damos cuenta, suele ser alguien quien viene y nos dice: “A ti te gusta él” o “No puedes esconder lo mucho que te gusta ella”; y nos quedamos con cara de tontos, mirando al genio que se ha dado cuenta como si le hubiera salido una segunda cabeza y luego todo cobra sentido.

Así fue como empezó todo, de repente, sin yo esperarlo ni quererlo, tomando algo con una amiga, se inclinó sobre la mesa, con gesto taimado y dijo las palabras:

-Tú te mueres por John, ¿verdad? – No necesitaba un espejo para saber que tenía cara de estúpida. – ¡Si es que no sabes disimular!

Su risa llenó la terraza y varias parejas se giraron a mirarnos, podía sentir mi cara ardiendo y aparté la mirada.

-¡Córtate un poco, joder! Eso no es cierto… - Pero yo ya lo sabía: Estaba enamorada de mi mejor amigo, de John.

-¡Pero si mira como te sonrojas! – Me pellizcó la mejilla, como las abuelas suelen hacer. – ¡Qué ricura!

-Me sonrojo porque me das vergüenza ajena. – Siseé, me siento mal diciendo algo así, después de todo, Meredith y yo hemos sido amigas durante mucho tiempo y no es alguien de quien me avergüence. – A mi no me gusta nadie, nunca me he enamorado ni creo en el amor.

-Por eso no te has dado cuenta hasta que te lo he dicho. – Dio un trago a su cerveza, la gente quizás pensase que estaba borracha, con suerte. Con mucha suerte. – Pero no pasa nada, seguro que él también está loquito contigo, si se la pasan hablando a todas horas.

Seguí su mirada, estaba mirando mi teléfono móvil, que estaba sobre la mesa, y lo metí en el bolso, un cosquilleo recorriéndome los dedos al cogerlo, la verdad es que quiero comprobar si tengo algún mensaje de él. Se me aceleró el corazón. Joder, mierda, joder, mierda…

Estoy enamorada de John.

Día 2:

He soñado infinidad de veces con él, es la última persona con la que hablo por las noches y la primera por la mañana, es normal que sueñe con él, con sus ojos verdes y su pelo castaño, su piel pálida y sus sonrisas. Tampoco es que recuerde los sueños, pero sé que quien los puebla es él.

No es muy cariñoso o expresivo, no es de dar abrazos, ni besos, a veces ni un estrechón de mano, pero cuando lo es… Hace que se me pare el corazón, que me quede sin aliento, pero nunca podría haberlo achacado al amor. Ni de lejos. Sólo a una profunda amistad. Y yo que  esperaba que con esto del amor hubiese mariposas en el estómago, risitas nerviosas y sonrojos a cada segundo… Supongo que las películas americanas siempre han vendido bastante mal el amor, o sus síntomas. 

Así que en cuanto me levanté esa mañana, sabía que había vuelto a soñar con él; estaba feliz, mirando el techo con una sonrisa en la cara y las palabras de Meredith resonando en mi cabeza: “Seguro que el también está loquito por ti.”; se me aceleró el corazón y me estiré para coger el móvil de la mesa de noche.

Tenía un nuevo mensaje, de John, para no variar:

            John: “Buenos días, sigues en la cama? Pero no te da vergüenza!?”

Le contesté inmediatamente, sin perder un segundo, como siempre:

            Alex: “Para nada”
Alex: “Yo no entro hasta las doce y no pienso moverme de la cama hasta las
once!”

No tardó en responderme, seguro que estaba pegado al móvil:

John: “Eres una zorra.”

Y desde ahí fue una conversación fluida, respondíamos casi al instante:

Alex: “Tu un cabrón, mira que mandarme un mensaje a las seis…”
John: “A la hora a la que entro yo”
Alex: “Planeabas despertarme, verdad?”
Alex: “No puedes con la envidia”

Me mordí el labio, me gustaría saber que opina él del amor, si le gusta alguien, realmente nunca hablamos de eso.

Día 3:
Esta vez me desperté yo más temprano, cogí el móvil, todavía no se habrá despertado, no tengo ningún mensaje suyo. Suspiré y me puse a escribir:

Alex: “Despierta, despierta, despierta, despierta, despierta, despierta, despierta!!”

Cuando yo me levantaba temprano, o antes que él, siempre intentaba despertarlo, no por nada, simplemente por el placer de hacerlo. Tardará un mínimo de dos horas en responder. Luego dice de mí. Le mandé como mil mensajes con emoticonos y palabras sueltas hasta que contestó:

John: “Tu y tus comentarios random no pueden dejarme dormir?”
Alex: “Ni de coña, me aburro demasiado!”
John: “Pues haz ejercicio!!”

Sonreí, se lo preguntaré, se lo diré, directamente, sin anestesia. Seguro que me corresponde. Meredith no se equivoca con estas cosas. Tecleé las palabras: “Oye, quiero decirte algo…”; pero me acobardé y las borré, puede esperar a más adelante, cuando no estemos hablando de hacer ejercicio.

Día 4:

No he tenido tiempo de sacar el tema, hablamos tanto y a la vez tan poco, nos decimos tonterías, a veces no hablamos en horas, pero siempre estamos el uno pendiente del otro, sin embargo nunca consigo llevar la conversación hacia donde yo quiero. ‘Me gustas, ¿yo te gusto?’ No es muy complicado, pero me aterra preguntárselo…

Y pese al miedo, me siento tan confiada de que va a decirme que me ama como yo lo amo, que puedo imaginarme nuestra relación completa tirados en la cama: cuando no estemos juntos estaremos hablando como hasta ahora, por teléfono, nada de romanticismo, pero cuando estemos juntos… cuando estemos juntos todo será perfecto, nos miraremos a los ojos y sabremos que nos amamos mutuamente, que nos respetamos y que haríamos cualquier cosa por el otro. Mirándonos a los ojos sabríamos que estamos hechos el uno para el otro.

Casi puedo imaginar cuando se lo cuente a mis padres, ellos seguro que apoyarán la relación, sólo conocen el lado bueno de John y les gusta. No tienen que saberlo todo tampoco, ni la marihuana, ni el alcohol, ni el tabaco, por mí está más que bien que sólo vean al tipo que viene a casa de vez en cuando a ver alguna película, o con quien salgo por ahí “a dar una vuelta”, mis padres pueden ser muy ingenuos cuando quieren.

Me mordí el labio, allí donde él morderá cuando estemos en mi cama, o su cama, besándonos perezosamente, uno al lado del otro, sin movernos hasta que no haya hambre o ganas de ir al baño. Si es que somos un par de vagos…

Día 5:

Por fin pude empezar a guiar la conversación hacia donde me interesa, ligeramente por lo menos, tuve que mentirle, vale, decirle que me gustaba otro chico, pero es que al final me acobardé y no pude decirle tan directamente que me gustaba él, así que le mentí y le dije que me gustaba un chico de mi clase y que estaba loquita por él. Sin embargo así fue como me enteré que el tenía un amor platónico por una chica de su residencia…

Clare. Clare. Clare. ¿En serio? ¿Me está mintiendo como yo a él? No, él nunca lo haría porque yo tampoco lo haría. Aunque lo acabo de hacer.

Alex: “Qué te gusta de ella?”
John: “Pues muchas cosas, pero tampoco es que esté enamorado de ella…”
John: “Es un amor platónico”
Alex: “Pero dime algo, no?”
John: “Que es divertida y hacemos locuras juntos”

Supongo que esa fue la primera vez que escuché esa vocecilla en mi cerebro, esa pequeña, molesta voz que me decía todo lo que yo no quería oír: “¿Y qué esperabas? Están a mil kilómetros por lo menos y tu no eres el centro de su universo, estúpida.” Ojala también hubiera una voz que me dijera que no es verdad.

Alex: “Y qué más?”
Alex: “Tienes fotos?”
John: “Claro” <Imagen>

Dios, es hermosa… Pelo castaño y rizado y ojos verdes, tiene unos dientes perfectos y una cintura estrecha, la camisa holgada no oculta un par de pechos respingones y sus pantalones estrechos abrazan sus caderas de una forma que la hacen parecer incluso más delgada, está mirando hacia John y John la mira a ella, sonriente, con una bola de nieve en la mano y casi puedo ver el amor en sus ojos. “Já.” Cerré los ojos. No lloraré. No por esto. “Mira que buena pareja hacen.” Me atraganté con un sollozo, todavía con los ojos cerrados. “Mira, mira…” Abrí los ojos cuando sonó el siguiente mensaje.

John: “Es guapa, verdad? Aquí tienes otra, esta me gusta más.” <Imagen>

Me temblaba la mano, pero la abrí: Clare estaba sentada en la cama individual, con las piernas cruzadas, llevaba una camiseta larga que actuaba de vestido, tenía un porro en la mano y estaba echando el humo, tenía una guitarra clásica al lado, así se le podía ver mucho mejor la rasta que caía sobre su hombro, adornada por tres o cuatro cosas. “Es perfecta para él.”

Alex: “Muy guapa. Sí.”

No quería seguir hablando de esto. No quería seguir hablando con él de su alma gemela.

John: “Además, sabe donde conseguir la mejor maría de la ciudad, es genial!!”
Alex: “Pues sí”


Ese fue el primer golpe. La primera grieta.  

2 comentarios:

  1. Whaaaat!! Por un momento pensé que se le iba a declarar... vamos A.Falero no hagas que me muerda las uñas esperando por maaas:P

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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